Hay que terminar el año, profesan. En Enero arranco, apuestan. La magia existe, pero hay que ayudarla.
Y antes de rogar por un año nuevo, preguntémonos qué hicimos con el que termina. ¿En qué crecimos? ¿En qué mejoramos? Digo, porque siempre es más fácil pensar que nada tenemos que ver con toda esa mierda de la que nos quejamos... Y recién cuando eso esté sobre la mesa, podemos empezar a planear qué haremos con el que empieza.
Juzgar menos y juzgarse más.
Quejarse poco y hacer mucho.
Cambiar lo que debamos.
Transformar lo que podamos.
Hay un mundo entero por mejorar.
Porque este año aprendí, entre otras cosas, que el cambio es reversible pero la transformación es permanente. Y empieza chiquito: en casa, alrededor nuestro, en el día día.
Lo que te haga bien; pero para poder hacer bien. Eso también lo incorporé este año. Un principio algo egoísta que te ayuda a dejar de serlo. Y sería muy injusto decir que mi 2016 fue un año malo, pero fue difícil. Y lindo también. Aún cuando no todo salió como quería.
En uno de los momentos más lindos del año, no de casualidad rodeado de mi mujer y de mi hija, alguien dijo que la realidad nunca es la ideal, es la que es, es lo que hagamos con ella. Y así vamos a encarar el 2017.
Pensá cuánto mejor se viviría en este país si todos nos proponemos quejarnos un poquito menos y hacer algo más. Sí, ya sé, soy utópico. Volvamos a la realidad entonces.
Me propuse correr más, corrí más. Serán casi 1.600 kms en el año. O para decirlo de otra manera, casi 6 días del 2016 los pasé corriendo. Con un par de medias maratones, con otra maratón. El año que viene voy a correr aún un poco más (e iré por otra maratón -quizá dos-), pero lo que más me entusiasma es que ya tengo un proyecto para que esto tenga impacto en otros.
Me propuse leer más, leí más. Serán 9 libros en el año. Para muchos es poco; para mí es un montón. Creo que recién ahora estoy "aprendiendo a leer" (o por lo menos aprendí qué leer). Y se lo debo a Ale y a Iñaki. El año que viene voy a leer aún un poco más, pero lo que más me entusiasma es que para esto ya tengo, también, un (mini) proyecto para impactar a otros.
Me propuse escribir más, escribí menos. Mucho menos. En un año que debía potenciar al máximo el blog, prácticamente lo abandoné. Fueron varios los motivos, pocas las excusas. El año que viene voy a escribir más, pero lo que más me entusiasma es que ya tengo el proyecto para que así sea.
De los dos primeros "proyectos" escribiré más adelante, cuando tengan algo más de forma. Y del tercero sólo adelantaré que, inspirado por algunos que lo están haciendo muy bien (como @amarazzi en observando), este blog tomará forma de newsletter. Mucha info, algo de opinión, y poco texto. Me ayudará a escribir menos pero con más frecuencia y volver a la raíz: dejar por escrito lo que otros ven.
Y finalmente, me había propuesto darle un quiebre a mi vida profesional. A esta altura, pero del 2015, renunciaba a un trabajo de diez años en el que me iba más o menos bien... Para hacer algo en lo que me sienta más identificado, más comprometido. Porque vale decirlo, tampoco es que largué el mundo corporativo para ir a salvar osos pandas. Salí de mi zona de confort, pero me alejé dos o tres pasos. Y quizá, cerrando el año, ya estoy a cuatro o cinco. Me sumé a un proyecto que, hace diez años, arrancaron dos loquitos y una década más tarde lo forman casi ochocientas personas. Convencidos que las cosas se pueden hacer mejor, que se pueden generar momentos felices, y que, a nuestra manera, aportamos un granito de mostaza para cambiar al mundo.
No fue poco, 2016.
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