Los menciono sólo para dar contexto. Para poder relativizar. Para poner una vara. Mientras la primera se desvive por hacer la experiencia lo más simple posible, la otra parece intentar todo lo contrario. La que debería ser logísticamente más compleja, simplifica todo. La que de por sí debería ser más simple, todo lo complica. Son, casi, los dos extremos de una misma escala de servicio.
Adquirí entradas para un espectáculo. Y sentí que no fue en el 2016.
El espectáculo (en este caso Paul McCartney), de manera oficial, limita la venta de entradas desde su sitio. No entiendo por qué. Esto obliga a caer en una especie de monopolio con quien tiene la "licencia" para vender las entradas. Y como si eso no fuese suficiente, hay un acuerdo para hacerlo aún más exclusivo con un banco que tiene su propia pre-venta. O sea, no alcanza con satisfacer la demanda, hay que exprimirla.
Uno acepta esos atropellos con tal de asistir y consigue a quien le "presta" disponible de su tarjeta, de ese banco, para hacer la transacción. Y se somete a la experiencia Ticketek.
Contexto, otra vez. Este año Google ya puso en la calle autos que se manejan sólos. Uno podría (y debería) poder adquirir un ticket con su teléfono inteligente, desde cualquier lado, mejorando la experiencia, y luego usar un comprobante digital en ese mismo dispositivo para poder acceder al espectáculo... No es ciencia ficción, eso ya sucede en varios países del mundo.
Pero acá uno debe entrar a una espantosa experiencia web de Ticketek, casi inmanejable desde el teléfono. Loguearse. Y una vez que lo logra... Hace una fila virtual. FI-LA-VIR-TUAL.
(Paréntesis, párrafo aparte... Perdón Internet: pero hoy te usé para hacer una fila virtual; a alguien se le ocurrió que para no saturar sus servidores podía generar una experiencia de e-commerce con una fila, como se hacía antes que vos existas, y comunicarlo como si fuese algo bueno...).
Pasaron los minutos de espera que me correspondían, y una vez adentro, realicé la compra de manera bastante rápida, abonando un 15% de costo de servicio. Y no juzgo el monto, pero no puedo evitar preguntarme qué es lo que están ofreciendo a cambio.
Porque sigue la historia. El mail confirmatorio declara en negrita: "La entrega se realizará únicamente al dueño de la tarjeta (contra la presentación del DNI y la tarjeta correspondiente)".
O sea, me hacés ir a buscar un papel con un código de barra (o me cobrás el envío del mismo pues no está incluido en el servicio), con pocas locaciones, y horarios limitados. Y ya me habías inducido a usar determinado banco. Dame al menos, la alternativa que vaya otro.
Por eso escribí al servicio de atención al cliente de Ticketek. Pregunta inocente, ingenua: ¿puedo ir con una autorización, fotocopia, firma, algo? Ya bastante que me prestó la tarjeta, mirá si encima lo hago ir a buscarme las entradas...
Y me contestaron.
"...las entradas únicamente pueden ser retiradas o recibidas por los titulares de las tarjetas, según se establece en los términos y condiciones de ventas de la empresa y de acuerdo a lo establecido en la Ley Nº 25.065 de Tarjetas de Crédito, ARTICULO 37 inciso b (...)
si el titular de la tarjeta de crédito no puede retirar las entradas, deberá realizar la devolución, le recuerdo que la misma se realizara sin los costos de servicio y/o envío..."
Me dieron una alternativa... ¡Devolver las entradas!
Está bien Ticketek, me venciste. Vos y tu sistema de hace 10 años. Y probablemente lo hagas un par de veces más.
Yo lo voy a convencer al titular que vaya. Probablemente lo lleve. Pero a vos un día se te va a acabar el curro. O vas a empezar a prestar un servicio como la gente y acorde a los tiempos que corren, o te vas a quedar afuera.
Y cuando una de esas dos cosas suceda, ojalá la segunda, voy a volver a este post a escribir al respecto, para poder sentir que la victoria fue un poquito mía y que el mundo ya es un lugar mejor.
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