No importa si se llaman millenials o son la generación Y, sólo importa que están ocupando lugares para los que hace poco tiempo no se los creía capacitados.
Se está retirando una generación que empezó a trabajar sin computadora personal y llega una que lo hace con dos o tres dispositivos al mismo tiempo. Una que mandaba limitados "memos" por semana, a otra que responde ilimitados "e.mails" por día. Una que era mal vista si se iba temprano de la oficina, a otra que se avergüenza si se queda hasta tarde.
Migramos de la era de la especialización al multitasking, de los resultados a las formas, de las capacidades a los estilos. Del respeto a las jerarquías, al respeto por los talentos. De una camada que vestía como debía, a otra que viste como quiere. De una que trabajaba por horario, a una que trabaja por objetivos. De una que consideraba prestigioso el auto y la cochera en el trabajo, a una orgullosa de moverse en bicicleta. De una que ocultaba los fracasos, a una que los muestra como lecciones.
Y en la confusión del cambio se la cuestiona. Por su nivel de desconexión, pues parece que está conectado a todo menos a lo que está pasando. Por su nivel de compromiso, o falta de él. Por su irreverencia, que la hace creerse capaz de cambiar al mundo.
Por cierto, un mundo que definitivamente necesita ese cambio. Por eso, antes de criticar a esta nueva camada que va en zapatillas por la vida, vean lo que les dejaron... Su presente es consecuencia de los que estuvieron antes. Y bastante bien están lidiando con ello.
Ya está. Caminan entre nosotros los adolescentes que no conocen un mundo sin Internet, o una vida sin teléfono celular. Esos jóvenes llegaron a puestos altos de las empresas. O directamente crearon nuevas. Y no sólo con fines comerciales, también en una infinidad de asociaciones sin fines de lucro. Una generación que, aún con las redes sociales como herramienta, volvió a salir a la calle. Y cuando se la vea en perspectiva, habrá cambiado el mundo incluso más que las precesoras.
Es cierto, no es perfecta. Tampoco lo fueron las anteriores. Se está extinguiendo una generación que vivía para trabajar bien y le deja lugar a una que trabaja para vivir mejor.
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