Pero mi análisis no iba para ese lado, sino, para el tremendo desafío que McDonald's encara. De hecho, me gustó mucho esta versión más allá de todas las citas previas. Y quizá lo que más disfruté es la intención.
McDonald's está, justificadamente, subvaluada. Comida chatarra y rápida, justo en la época en que se valora lo elaborado y lento. Porque el problema no es el qué, sino el cómo. De hecho, cada vez hay más oferta de hamburguesas. Y les va bien por un motivo tan simple como lógico: son claramente superiores a la de los arcos dorados. El supuestamente problema de fondo es en realidad de forma. Vaya y pruebe, por ejemplo, las "handcrafted burgers and fries" de Five Guys.
Por eso valoré la intención de McDonald's, porque acepta el enorme desafío que tiene por delante: el de volver a ser una marca querida, el de volver a ser un lugar al que se lo elija no sólo por sobrepoblación de locales.
Pero claro, eso se logra con algo mucho más importante que una comunicación: con producto y con experiencias. Y probablemente, eso se lo más difícil de evolucionar.
Y antes que termine el post, ya habían publicado otro aviso... ¡Me encanta! McDonald's no, pero su aviso sí. "For years, McDonald's signs across the country have been used to spread messages of love, hope and respect", y he aquí una colección de algunos de esos carteles.
Insisto: con mucha comunicación de la buena, se pueden cambiar percepciones e ideas. Hasta creo que se puede derrumbar el molesto y negativo equipaje que McDonald's carga, pero hay que cambiar también lo que viene adentro de la cajita.
Porque si cambiás en serio, no hace falta ni contarlo.
Y si hace falta hacerlo, es porque el cambio ni se nota.
Porque si cambiás en serio, no hace falta ni contarlo.
Y si hace falta hacerlo, es porque el cambio ni se nota.
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