Era un tema un tema de seguridad y no de aislamiento social, claro. Porque si un desconocido se acercaba sospechosamente en la calle, la señal de alerta era clara: mejor alejarnos y evitarlos.
La pregunta hoy es: ¿puede esa misma persona ahora conocernos?
Este experimento es real y amerita, como mínimo, que lo veas:
En esta misma e impresionante línea, en Bélgica se creó esta impactante campaña para generar conciencia sobre los riesgos de compartir información personal y financiera. No sólo llamó nuestra atención, también fue premiada en Cannes.
Ahora sí entonces, vale la pena al menos unos minutos de reflexión: ¿cuánto publicamos en Internet? ¿Cuánto podrían reconstruir de nuestras vidas? ¿Vale la pena hacerlo con geolocalización? ¿Cómo protegemos nuestra información financiera? ¿A quién le estamos contando quiénes somos?
No hay que ser paranoicos; pero tampoco idiotas. No hablemos con extraños. Sigamos siéndolos.
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