¿Sirve que los clientes hagan fila?

Aunque resulte paradójico, la escasez de oferta puede ser productiva para una marca.

Aún limitando las ventas, provocado o genuino, en algunas industrias el agotamiento de un producto recién lanzado es sinónimo de éxito, genera prensa y contagia aún más demanda.

Pregúntele a Apple sino, que ha hecho culto de las filas en sus tiendas y los fuera de stock. Y se sigue superando: en tres días, con el lanzamiento de su quinta versión de iPhone (s y c), ha vendido más de 9 millones de unidades.

La locura es tal que ese dato se transforma en noticia y se ilustra, justamente, con la gente acampando en las afueras de los Apple Store.

¿Qué mejor publicidad, entonces, que la gente esperando el producto? Ese aura es lo que el carisma a las personas. Funciona como un imán. La gente se desespera por tenerlo antes que el resto. Y es contagioso.

¿Podría Apple evitarlo? Difícil. Pero por otro lado, ¿para qué querría hacerlo? Los de la gran manzana no se preocupan por esos fanáticos que tienen que hacer filas por sus productos; al contrario, se interesarán en ellos cuando dejen de hacerlo. Es parte de la cultura. De la magia. La envidia del resto de las marcas.

Pero, ¿y si a esa gente se la puede canalizar de otra manera para sacarle provecho? Es decir, si pudiese darles un megáfono a cada uno y que hablen de manera organizada, ¿valdría más que la prensa de la acción?

Algo así hizo Samsung en Nueva Zelanda.

Y al mismo tiempo que satirizó con las famosos filas de Apple, generó una excelente acción de difusión a través de las redes sociales. Es decir, digitalizó ese efecto y alentó a quienes estaban en su fila virtual a que lo divulguen...

No todas las marcas pueden generar escasez con un tinte positivo... Pero para las que lo logran, es un buen momento para preguntarse qué provecho le están sacando.