Que sea, entonces, un deseo para el año que arranca: que haya más Barcelonas. En el fútbol, pero fuera también.
Porque el Barca no sólo se convirtió en el mejor equipo de fútbol de la historia, también demostró que el fin no tiene por qué justificar cualquier medio. Se puede ganar jugando lindo. Se pueden obtener resultados haciendo las cosas bien.
Y para entenderlo habría que analizar infinitas varibles. Pero la que seguro no tiene nada que ver es la suerte. No existen las casualidades. Todo lo que le pasa al Barcelona FC es por una causa anterior.
Primer video para que entiendan a qué me refiero: los 50 mejores goles de sus divisiones inferiores durante el 2012.
Y uno podría suponer que cuando esos jóvenes llegan al primer equipo se convierten en megaestrellas profesionales, que entrenan como máquinas y que ya no se divierten con lo que hacen... El segundo video lo confirma.
No, definitivamente no es casualidad.
Y ese es el deseo para el 2013: que tengamos que atribuirle menos fracasos a la suerte y más éxitos a la planificación.
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