Porque la cerveza es uno de los más claros ejemplos de un producto que satisface una supuesta necesidad fisiológica pero, sobre todo, una aspiracional y de pertenencia.
Porque por lo general, lo importante no es tomarse la cerveza, sino vivir lo que la rodea. No es una bebida, es una experiencia. Y casi más importante que el producto, es el significado del mismo.
Porque, en definitiva, así lo vendió en Argentina la cerveza más tomada: el sabor no es el de la cerveza, sino el del encuentro. Y ellos mismos crearon esta sátira al respecto:
Porque no son sólo ellos, hay otras dos cervezas europeas que recientemente acaban de lanzar nuevos avisos para reforzar el mundo que crean al destapar una botella.
Y justamente Heineken nos habla de "open your world", y lo que es capaz de generar el pedir una:
O Carlsberg, y su analogía con "el gran escape" que nos puede generar ante una situación que nos tiene presos:
Ambos avisos salieron esta semana pasada en Creative Criminals y casi sin quererlo, refuerzan una vez más la misma idea: las marcas nos van a "mentir" hasta ese lugar donde nosotros les creamos.
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