Porque la cuestión está clara: ¿podés, como marca, darme una comunicación que no sea una publicidad? ¿Qué contenido medianamente interesante sos capaz de generar?
He aquí tres buenos ejemplos. Se habla de la marca, casi sin nombrarla. No es publicidad, es contenido.
Primero, Luois Vuitton. Desde su página, no sólo te muestra el catálogo de valijas, sino que además, te da recomendaciones para empacar en cada una de ellas. Interesante, práctico, útil. Mejor que cualquier otra publicidad.
Luego, Austoria Solar, una empresa cuyo negocio principal es la energía solar. Entonces, se tomaron el atrevimiento de hacer su reporte anual con una tinta que sólo puede ser leída gracias al sol. ¿Qué mejor manera de demostrar lo que hacen? Por cierto, el caso ganó en Cannes en la categoría Diseño.
Finalmente, Nike. Hace unos meses presentamos la impresionante campaña My Time is Now. No parecía publicidad, desbordaba contenido. Dentro del mismo, uno de los cortos era "The Barber Shop". ¿Lo recuerdan?
¿Qué hicieron para complementar la acción? En Madrid, París, Milán, México D.F., y Buenos Aires (en el Dot Shopping), levantaron una peluquería para reproducir los cortes de las estrellas. Uno de los que pasó por las tijeras en este país fue Ricky Alvarez:
Insisto: con buen contenido se habla mucho más de una marca que con una buena publicidad.
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