La teoria marketinera bien afirma que el precio está condicionado por lo que un consumidor esté dispuesto a pagar por un producto pero, al momento de la verdad, salvo raras excepciones, la decisión es de la empresa.
Entonces, ¿qué pasa si el precio lo define el consumidor? Pero en serio.
Es decir, imagínense un sitio, idealmente sin intermediarios, donde el autor / artista / productor / director ofrezca su contenido a un precio mínimo simbólico y que el consumidor pague lo que quiera.
Y esto no es sólo un capricho, tiene algunos fundamentos:
- el público objetivo y potencial ahora es global: el mundo entero,
- Internet nos acostumbró injustamente a que todo sea gratis,
- pero también mostró ejemplos geniales de aportes por algo que vale,
- además, el consumidor sabe que no todo cuesta lo mismo,
- en todo trabajo, con más o menos justicia, se remunera en función de la calidad,
- existe la oferta y la demanda, pero podría determinar la cantidad, no el precio.
Profundizando un poco. En mi caso, por ejemplo, colaboré para que se realice One day on Earth, e incluso, pagué para que En Una Baldosa llegue al Mundial. Proyecto y servicio que igual hubiese disfrutado en caso de no aportar.
La idea es: que cada uno pague lo que quiere/puede y la responsabilidad del productor es "gustarle" a la suficiente cantidad de gente para que cierren sus números.
Alguno podría argumentar que con este sistema se mataría a los productos de nicho por su escaso público, pero tampoco: porque ese target al que le gusta algo tan específico debería estar dispuesto a pagar más por ello.
Seamos concretos: cuando alquilamos películas o vamos al cine, se paga un precio establecido sin importar la calidad del mismo. Lo mismo cuando compramos una canción online: por lo general se paga un precio fijo sin importar lo que se esté comprando. ¿Por qué?
Si cuando vamos a un recital, sabemos que no todos los artistas pueden cobrar lo mismo por sus shows. Ni el lugar ni el precio de la entrada es el mismo.
De hecho, sin ir más lejos, en todas las industrias existen productos que satisfacen necesidades similares pero son de supuesta mejor o peor calidad y entonces tienen un precio diferente.
¿Parece imposible? La revista Orsai ya llevó a cabo algo muy parecido. El precio no lo elige el consumidor, pero casi. La realidad es que podés suscribirte, o bien podés esperar a que compartan la versión digital, gratuita.
Vuelvo a la idea entonces: ofrecer el producto y que el precio lo ponga el consumidor. ¿Se animaría algún artista a hacerlo?
Porque ahí se caen las caretas: no se pone en juego sólo su ganancia sino, sobre todo, su calidad.
El resultado final sería una mejor calidad de los productos ofrecidos y casi nula piratería. Difícil decir si la ganancia del artista sería igual, mayor o menor, pero garantizado que sería más justa.
(UPDATE 30-Ene-12) Gracias a un comentario anónimo conocí el caso de Radiohead... ¡Que encima es del 2007! Y encontré esta presentación de Javier Herrero Valle que, sin dudas, ejemplifica perfectamente y con un caso real lo que intentamos plantear:
(la foto que ilustra el post es de Kristie Shanley, y fue compartida en su perfil de Flickr)
Radiohead lo hizo con su album "In Rainbows" en 2007
ResponderEliminarEstimado Bata, el ejemplo de Radiohead es el mas ilustrativo. Además de adelantados artísticamente, fueron los primeros en patear el tablero allá por el año 2007, cambiando para siempre el paradigma del negocio discográfico. Si bien la banda nunca brindó datos oficialmente, se estima una ganancia no menor a los 20 millones de dolares (lo que los fans pagaron por bajar el disco), sin intermediarios. En el ramo gastronómico, acá en Argentina hubo emprendimientos parecidos: el cliente pagaba lo que consideraba. Obviamente nuestra idiosincracia no ayudó y los restaurantes terminaron cerrando, durando muy poco. Yo recuerdo haber ido a uno porque la idea me encantó, aunque inviable en nuestro pais. Un abrazo Bata. Hori. (@sin_hilo)
ResponderEliminarGracias a ambos por el comentario.
ResponderEliminarEl ejemplo de Radiohead es espectacular y no lo conocía. Tuve que agregarlo al post junto con esa presentación que lo ejemplifica claramente. ¡Y encima es del 2007!
También había escuchado las intenciones de hacerlo en gastronomía. Nunca estuve en un lugar así pero creo que ahí se entiende aún más la dificultad pues es complicado hacerlo masivo. Sin embargo, en algo que se comercializa por Internet no hay excusa. Gracias Hori, te pasaste.
Cómo me gusta cuando en este blog se dejan comentarios que aportan...
Y no te quejaste que mi aporte fuera anonimo! Yo que queria escucharte refunfuñar desde la distancia. Abrazo crack!
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