Hace un tiempo le pregunté a un brand manager (que considero sabe mucho) cuál era la marca que más admiraba: una de agua mineral de su país.
¿De agua?
"Pensalo..." comenzó su explicación, "...el agua la tenés en el grifo de tu casa, 75% del planeta, por ahora, está cubierto por agua, no tiene sabor ni color, y sin embargo, le ponen una marca y la venden. Eso es una buena marca, la que te vende agua".
Nobleza obliga, la mayoría de las imagenes de este post las tomé de TridImage PackNews, el blog de la Agencia TridImage, con quienes tuve la posibilidad de trabajar y me animo a decir que son diseñadores de primer nivel mundial, basados en Argentina.
Hablemos de agua, entonces. Hoy, el agua, se vende en botellas como éstas...
(Aonni de la Patagonia Chilena)
(Blue Republic de Sudáfrica)
(Nao para la cadena de hoteles Jumeirah)
Y no sólo es una cuestión de packaging. Además del agua que conocemos, se ofrece, por ejemplo, agua volcánica: 420 de Nueva Zelanda.
O también agua filtrada a través de pepitas de oro: Gizé de Canadá.
Pero vale aclarar, también, que no estamos hablando sólo de casos de aguas exóticas, pues también hay casos de aguas "masivas" que están haciendo un desarrollo espectacular. Y el caso paradigmático es Evian, de quienes ya hablamos en su momento por la campaña Evian Babies que vale la pena ver. Hoy los volvemos a citar por esta edición especial de Francia, 2005, que representa Los Alpes.
Y finalmente, el caso más espectacular, quienes discutirían a muerte este post: Tap´dNY, una campaña que vende botellas y recipientes fomentando el consumo del agua de la cañería de la ciudad de NY. Según ellos, "champagne of tap waters". Realmente, es un caso demasiado interesante: aún cuando se presentan como el agua de las anti-marketing, en definitiva están haciendo marketing del agua de la canilla.
Hoy el agua es embotellada, mineralizada, importada, saborizada, gasificada, finamente gasificada... Y ya aprendí a admirar a todas las marcas que hacen buen marketing con su agua.
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