La Piratería en Orsai

Hernán Casciari es escritor y periodista. Publicó libros, colaboró con prestigiosos diarios, y ganó premios. Incluso, en el auge de Internet, creó una revista de papel (Orsai). Nada de esto es poco, pero he encontrado al menos dos cosas que a mi entender son más destacables: su renuncia; y su forma de encarar a la piratería.

Vale la pena leer su post sobre la dimisión a La Nación y El País. Si alguna vez renuncio, intentaré que sea con tal convicción. Porque en definitiva, la base de toda construcción es el convencimiento firme de quién construye.

En este sencillo acto, entonces, y ante la aterradora mirada de Cristina, mi mujer, que es catalana y no entiende de gestas y epopeyas, renuncio a todo lo molesto y a todo lo incordioso y a todo lo burocrático y a todo lo extremadamente sigloveinte de mi oficio. Le digo chau, feliz de la vida y sin rencor, a los intermediarios que me obstaculizan la charla con los lectores. Chau publicidad, que te recorta la palabra; hasta nunca burocracia, que te distribuye mal y pronto; adiós y buena suerte ideología, que te despierta por la noche.

Pero ese heroico acto no sería tal si no estuviese enaltecido por la obra posterior. Y volviendo a los términos que a este blog le interesan, Casciari y su producto están rompiendo seriamente el paradigma de la piratería, tema que debe interesar a todos los que producen, ponen un precio y comercializan, con riesgo de ser copiados o distribuidos sin recibir compensación a cambio.

La piratería es delito, sin dudas. E Internet ha facilitado considerablemente los medios para delinquir en la copia ilegal de todo tipo de material. Pero hay distintas formas de combatirla y la más exitosa de ellas es, probablemente, la calidad. Un producto bien hecho no se piratea. Si el original lo vale, se paga. Conozco casos, y muchos, que aún quieren tener los CDs originales, que prefieren alquilar el BluRay o ir al cine antes que bajar una película de Internet, o que desean que sus videojuegos sean de verdad.

Y también conozco una revista que es capaz de vender 10.000 ejemplares a un precio de 20 euros, aún cuando se publica oficialmente en pdf con distribución gratuita y sin necesidad ni de registrarse. Orsai no pelea contra la piratería: le gana directamente.

No pretendo que se deje de perseguir a los "piratas". Pero también es válido que persigamos a los productores para que eleven tanto la calidad de sus productos, que la gente esté dispuesta a pagar un original, antes que robar una copia.