En Wimbledon 2009, Roger Federer ganó por decima quinta vez un torneo de Grand Slam convirtiéndose nuevamente en el tenista número uno de la actualidad y para la mayoría, ya indiscutidamente, en el mejor de la historia (algún día le contaré a mis nietos no sólo que fui contemporáneo, sino que además, lo vi jugar en vivo en el US Open del 2006).
Pero más allá de su tenis perfecto, Federer ya es una marca en sí mismo. Su raqueta es Wilson, con quienes tiene contrato de por vida y seguirá recibiendo un fee aún cuando se retire. Y se viste en Nike, donde obviamente ya tiene su propia colección bajo la submarca RF. Y con esto no alcanza: es una máquina de ganar adentro de la cancha y de facturar fuera de ella. Además de los mencionados, el suizo tiene contratos con Gillete, Procter and Gamble, Mercedez-Benz, Rolex y NetJets. No es casual que sea el quinto atleta que más dinero ha ganado según la revista Forbes (2009 Celebrity 100, Forbes).
Y sin duda la indumentaria (justamente Nike) es la categoría donde probablemente más se explotó su personalidad marcaria. Básicamente por dos motivos:
- La indumentaria deportiva ya es una categoría de moda más. Y como tal, necesita modelos. La diferencia radica en que arriba de la pasarela no importa si son buenas o malas, tienen que ser las más lindas. Adentro de la cancha, no importa si son lindos o feos, tienen que ser los mejores.
- Las marcas líderes definen los estándares de la categoría en que participan. Y Federer reinventó la categoría: después de él, hay otra forma de jugar y vivir el tenis. En sus comienzos se discutía si su personalidad sobria era digna de un atleta Nike (otrora representada en este deporte por rebeldes como Agassi o McEnroe). En algún momento, la gente de la pipeta potenció al Kid de Las Vegas y lo vistió de jeans y colores. Algo similar quiso hacer con Nadal a quien le diseño unos pantalones que llegaban hasta por debajo de sus rodillas y musculosas. Hoy, sin embargo, al español cada torneo lo estilizan un poco más y ya se viste parecido al “aburrido” RF.
Y por supuesto, quienes fueron capaces de diseñarle una línea de ropa especial para Wimbledon (incluida la chaqueta con la que entraba y salía de los partidos), no dejarían pasar semejante oportunidad para abordar el barco de su éxito. El mismo día del partido estrenó un saco similar al que tenía pero con el 15 bordado. Se desarrolló un sitio específico para festejar el logro e inmediatamente empezó a divulgarse el video que le hicieron para su fiesta de 15:
Si a una marca se le exige ser genuina y coherente para ser legítima (Moiguer, Marzo 2009), he aquí un ejemplo de legitimidad.
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