El Marketing del Anti-Marketing

En algunas ocasiones muy específicas podría aceptarse que la estrategia de una marca sea ir justamente contra el Marketing. En definitiva, la experiencia muestra que existen exitosas campaña destinadas a impactar a aquellos consumidores que prefieren mantenerse alejados del consumismo impulsado por una acción comercial. Y consecuentemente, algunas marcas buscan parecer despojadas de los estereotipos marketineros habituales.

El problema surge cuando se desafía tanto a los límites del marketing que el consumidor duda de la seriedad de lo comunicado y se pregunta si el anunciante sería capaz de admitir que lo publicado es impresentable.

La estrategia antimarketing declarada es loable: preferían invertir más en el producto que en la comunicación. Pero justamente por ese motivo no tendrían que haber comunicado nada. Un aviso que causa gracia por lo absurdo siempre es perjudicial, jamás generará valor. ¿Cuánta gente tendrá ganas de probar ese relleno después de ver a Becan?

Y en esta línea, cabe destacar el blog Marcas Pedorras que se dedica justamente a recopilar marcas que causan gracia por su nombre. Por un antimarketing mal aplicado, por el capricho creativo del propietario de algún negocio, o simplemente por querer apelar al humor, demasiadas veces se asesina la marca desde su mismísimo lanzamiento. Entre los casos que se pueden encontrar aparece, por ejemplo, quien decidió lanzar el chile Hotmail tiempo después que Arcor haya lanzado exitosamente su marca Yahoo. También figuran los que en la confusión se quieren parecer al de verdad y lanzan Asdidas, John Faas, Hotel Jilton, Manicol, o Sankyo. Y finalmente, los juegos de palabras son un triste clásico: una óptica llamada Exce-Lentes, una parrilla bautizada Chimm & Churry, una chocolata lanzada como Chotaza, y una peluquería que no tuvo mejor idea que ser Peluking. Y la lista es interminable.

Quizá el tema no merecía ni siquiera un post. Pero que por lo menos sirva de ejemplo sobre lo que no hay que hacer, ¿no?